En la gloriosa temporada del ascenso, no tuvo el Fútbol Club Cartagena un goleador destacado. Ningún futbolista al estilo Forlán, Eto’o o Villa que se destacara por encima del resto; un ariete cotizado cualificado para marcar más de veinte goles en una sola temporada. El pasado verano, cuando se confeccionó la plantilla, la responsabilidad en este sentido debía recaer en Juan Pablo. Con experiencia en Segunda A y eficacia anotadora probada en la categoría de bronce del fútbol español, el punta se convertía para Fabri en una garantía.
Para auxiliar al sevillano, llegaron otros delanteros con trayectoria solvente en jerarquías superiores. Mena, Tato y Addison –los dos primeros debutaron en su día, incluso, en Primera– componían la nómina de delanteros de un club que presumía de tener un temible ataque en el grupo II.
Con el paso de las jornadas, los puntas se mostraron irregulares y ninguno se configuraba como titular. No había pareja fija, los cuatro se iban alternando y la clasificación interna de artilleros en la entidad albinegra mantenía una reñida igualdad desde que comenzó la campaña en el mes de septiembre.
La irregularidad de los atacantes de las huestes blanquinegras era manifiesta, puesto que la afición del Cartagonova se acostumbró a la prolongada sequía goleadora de algunos de los fichajes que más ilusionaron meses antes en su llegada.
Sin embargo, la contratación de Jémez supuso un revulsivo para la parcela ofensiva de los cartageneros. Cambió la mentalidad de la plantilla, con más recursos en ataque.
Se produjeron goleadas que contribuyeron a engordar los números del Efesé, que gracias a su mordiente acabó la temporada como campeón de la liga regular y afrontó con garantías suficientes la fase de ascenso.
En la promoción, el reparto de las dianas continuó. Cuatro para otros tantos autores: Yuste, Samuel, Mena y Juan Pablo. Faltó Carmona.
La plantilla fue castigada con 110 tarjetas amarillas
En total, los futbolistas del Fútbol Club Cartagena fueron amonestados la temporada pasada con 110 tarjetas amarillas.
El único futbolista que disputó más de cinco partidos y no recibió castigo de los colegiados fue Castilla, quien estuvo sobre el terreno de juego 520 minutos –según datos extraídos de la web de la entidad–.
La cantidad de amonestaciones que vieron los jugadores del cuadro blanquinegro hizo que en dieciséis ocasiones varios integrantes de la formación cartagenera tuvieran que descansar con motivo del castigo, al margen de los correctivos derivados de las expulsiones.
Cabrejo y Sánchez, los más utlizados por Fabri y Jémez con 35 partidos disputados, fueron los más perseguidos por los árbitros del grupo II de Segunda División B.
Origen de la noticia: diarioelfaro.es
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